Al llegar las fechas navideñas, todo ha de ser felicidad, alegría, luces, colores, fiesta….. pero no a todo el mundo le gusta la Navidad.
Para algunas personas “tener que” sentirse alegre, solo por el hecho de que es Navidad, es una forma de forzar emociones, y si además recibe la presión de familiares para participar en todos y cada uno de los rituales “obligatorios” que existen, su nivel de angustia e incomprensión se acentúa.
La Navidad es el momento de los reencuentros y de regalos, de pasar tiempo con nuestros seres queridos… pero para algunas personas, la Navidad tiene otro significado, aquel que está envuelto por la tristeza y la melancolía.
Estas fiestas despiertan sentimientos de añoranza por aquellos que ya no están, por tiempos etiquetados como más felices o por el peso de todos los propósitos no cumplidos. También es la época en la que la soledad se hace más presente y los vacíos parecen hacerse cada vez más profundos.
Hay otro número de personas que si bien no son invadidos por la tristeza, sí están inundados por estrés y ansiedad. Son aquellas víctimas del Grinch, es decir, del consumismo predominante y la preocupación solo por lo material. Los comercios, los anuncios de la televisión nos invaden con productos mágicos, coloridos, con luces y cargados de felicidad y alegría que cada vez tienen precios más altos. Y mucha gente no cuenta con los recursos suficientes para hacer frente a los gastos que se avecinan (la tremenda cuesta de enero) o lo que podrá ocurrir más adelante si no hacemos una buena gestión por ejemplo, acabando agotados.
Las Navidades son para disfrutar del presente, estar con los seres queridos y potenciar el ser por encima del tener.
Los regalos que hacemos en estas fechas deberían representar estos valores pero muchas veces “el regalar” se acaba convirtiendo más en actos que sirven para cubrir algunas frustraciones o carencias afectivas que para representar los valores navideños. Las compras excesivas, el intentar equiparar el cariño que sentimos por la persona a lo que nos gastamos en ella, son cosas que se tienen muchas veces normalizadas.
Es decir, estamos acostumbrados a regalar el último juguete que ha salido en televisión, el perfume más caro para nuestra pareja, el último ordenador o móvil con la última tecnología... son regalos para saciar o nuestro propio interés personal o la falta de atención que tenemos con nuestros seres queridos. No son regalos responsables.

Cuánto mejor sería regalar emociones, experiencias, bienestar que no regalos tradicionales y consumistas.
Los regalos tradicionales o consumistas se repiten año tras año, o la última tecnología queda obsoleta pronto, o una prenda de vestir al año siguiente no se lleva.
¿Qué os parecería regalar productos sostenibles que ayudan al bienestar de tu familia y del planeta: productos ecológicos, cosmética fresca, aceites esenciales, minerales.....?
O porqué no regalar una sesión de terapia personal, masaje, una experiencia compartida con tus personas queridas.
Y qué me decís de un álbum de recuerdos fotográficos, un taller de gastronomía o de manualidades....
Te animo a que este año regales : emociones, Luz, experiencias, sostenibilidad, compañía, viajes, felicidad, bienestar, salud.... este año REGALA VIDA!!!!
Comments